El Patito Feo se lo montó de miedo. En cuanto su historia saltó a los realitys shows y los directivos de las cadenas comprobaron su gancho con la audiencia y cómo enternecía los corazones del público femenino, al Patito Feo le empezó a sonar el móvil sin parar. Le llegaban las ofertas de tal forma que enseguida necesitó un representante.
Todo fue muy bien, el dinero le llovía del cielo y El Patito Feo pegó el salto al cine. Scorsese, Coppola, David Lynch...
Era un no parar: puentes aéreos, hoteles de lujo, affaires con las estrellas más despampanantes... Ocupó portadas de todo tipo: Hello, Forbes, Vanity Fair, etc.
En la charca, sus padres y hermanos no salían de su asombro. Seguían el discurrir de su vida a través de esas páginas de papel couché sin creerse lo que veían. Y le escribían mails pero él no contestaba. Estaba tan ocupado...
Pasados los años, sentado junto a la piscina de su mansión de Las Vegas, al Patito Feo le llamó la atención una pequeña noticia en el periódico: su vieja charca iba a ser destruida para que una gran inmobiliaria construyera el más espectacular y exclusivo de los campos de golf del país!
El Patito Feo escupió a un lado, pegó un trago al daikiri y dijo al aire: "Que se jodan!".
2 comentarios:
Puto Pato. Cuidado con el salar ese... tiene virus
Gracias por el aviso, compañero.
Eliminado queda! Ale a mamar, Salar!
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