martes, 29 de julio de 2008

Butoh, la Danza Atómica


Esta mañana me han invitado a un taller de danza butoh que se va a realizar en el Teatro Pradillo de Madrid, en septiembre. La única condición, ya que el curso es gratuito, es participar en una improvisación, utilizando espacios públicos, el día de La Noche en Blanco, el 13 de septiembre en Madrid. No voy a realizarlo porque no podré estar allí en esos días pero me ha parecido que era un buen motivo para enseñaos algo sobre este tipo de danza japonesa, un tanto controvertida.



El Ankoku Butō, conocido en occidente simplemente como Butō o Butoh, por su transliteración inglesa, es el nombre utilizado para referirse al abanico de técnicas de danza creadas en 1950 por Kazuo Ohno y Tatsumi Hijikata.



Conmovidos por el fatídico bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, comienzan con la búsqueda de un nuevo cuerpo, el cuerpo de la postguerra. Cabe aclarar que durante esa década, las imágenes de algunos sobrevivientes llenaban las calles. Estos caminaban con sus cuerpos quemados y con los globos oculares reventados y colgando sobre sus mejillas. Así nació el Butō, la danza hacia la oscuridad.
Normalmente involucra movimientos lentos, expresivos e imaginativos. La temática del butō es tan amplia como difusa, tocando aspectos fundamentales de la existencia humana. Es habitual explorar la transición entre estados anímicos y, a la vez, el cambio de la forma física del cuerpo humano en las formas más variadas, ya que el bailarín de Butō deviene mediante la danza (y su técnica particular) en distintos objetos, figuras, en distintos cuerpos.

El Butō es una reflexión del cuerpo sobre el cuerpo y el lugar que este ocupa en el Cosmos.
No hay decorado o vestuario determinado, es habitual que los intérpretes actúen desnudos o pintados de blanco. La improvisación es parte fundamental de este estilo de danza, la idea no es pensar el hecho sino sentirlo.



La primera obra butō fue Kinjiki (Colores prohibidos), de Tatsumi Hijikata. Basada en la novela del mismo nombre de Yukio Mishima, la obra exploraba el tema de la homosexualidad y terminaba con la muerte por asfixia de un pollo vivo entre las piernas del actor Yoshito Ohno, y Hijikata persiguiéndole en la oscuridad. La obra indignó a la audiencia y provocó la expulsión de Hijikata del festival en que la obra se estrenó.



En otra de sus obras Tatsumi Hijikata bailaba con los ojos desorbitados, una falda rosada y un pene metálico de grandes proporciones atado a su pubis. Así Hijikata, junto con Kazuo Ohno, dieron un vuelco de 180 grados desarrollando una representación única del cuerpo en movimiento, que desafió lo convencional y que hoy es conocida en el mundo entero. Hijikata murió sin llegar a envejecer en 1986, mientras que Ohno tiene 101 años y es el representante de butō de mayor edad. Aun hoy sigue dando funciones y enseñando.



Luego de Colores prohibidos, Hijikata continuó alterando las formas tradicionales de la danza. Inspirándose en Yukio Mishima, Lautréamont, Artaud, Genet y en el Marqués de Sade, profundizó en lo grotesco, lo oscuro y lo decadente. Paralelamente, exploró la transmutación del cuerpo en otras formas como humo, polvo, fantasmas o animales.
En la década de los
años 80, el Butō resurgió de la indiferencia experimentada en Japón cuando una serie de grupos artísticos comenzaron a representarlo fuera del país. El más conocido es Sankai Juku.



Actualmente, el reconocimiento del Butō es ambiguo. Aceptado como forma de arte teatral independiente fuera de Japón, allí permanece casi desconocido.

Bueno pues ya sabeis por si alguien quiere seguir esta estela, que en septiembre y en Madrid, va a haber Butoh. Al menos es algo que no deja indiferente...a nadie!

1 comentario:

Anika Burton dijo...

Hola, buscando fotos de butoh me apareció tu blog, interesante...jeje soy bailarina de butoh e ilustradora jaja y amante de japón y estuve en Madrid actuando en la Noche en Blanco...te puedo contar que fue una bonita experiencia!
Un Saludo